En efecto, los primeros tiempos no fueron muy fáciles, dado que la cátedra de Matemáticas había sido adscrita a la Facultad de Artes y estaba pensada fundamentalmente para la formación de los licenciados en Medicina. No siendo entonces Matemáticas una materia obligatoria, tuvo una baja participación por parte del alumnado.
Las cosas mejoraron con el nuevo plan de estudios de 1772, y pasó a encargarse de su enseñanza Luis Marcelino Pereira, que fue profesor de José Rodríguez González, el matemático de Bermés, científico ilustre que puede ser considerado el primer gran matemático gallego.
La revisión de los estudios universitarios que tuvo lugar en 1807 favoreció claramente el desarrollo de las matemáticas en la USC, ya que a partir de entonces para cualquier carrera fue necesario estudiar Matemáticas Elementales. Además, en aquel momento se creó, con un nivel superior, la nueva cátedra de Matemáticas Sublimes, que sirvió para proyectar figuras emblemáticas, como la del propio Rodríguez, y luego la de su discípulo, Domingo Fontán.
Ambas cátedras, la de Matemáticas Elementales y la de Matemáticas Sublimes, perduraron a lo largo del siglo XIX, asociadas a los nombres de Cristóbal Pecul, Joaquín Patiño, Juan Antonio Mojón, José Vega, José Fernández Losada o Luis Pose Varela, aparte de los ya nombrados y distinguidos José Rodríguez y Domingo Fontán.
Otro paso positivo fue, sin duda, la creación, en 1857, de la Facultad de Ciencias, donde las matemáticas ganaron protagonismo gracias a la creación de la materia de complementos de Álgebra y Geometría, cuya cátedra fue ocupada por José Ramón de Luanco y Riego, recibiendo luego su encargo Manuel Ulloa Ibarzábal. Desafortunadamente la Facultad de Ciencias fue suprimida en 1874.
En el siglo XIX, hay que destacar asimismo el establecimiento de los primeros institutos gallegos de segunda enseñanza: Lugo (1842), Santiago de Compostela (1845), Pontevedra (1845), Ourense (1845), Monforte de Lemos (1848) y A Coruña (1865).
Otros centros en los que se cultivaron y enseñaron las matemáticas en Galicia durante todo este tiempo fueron la Academia de Guardias Marinas en Ferrol (1776-1823) o el Real Consulado de A Coruña (1785- 1833), con continuación en las Escuelas de Comercio y de Náutica, el Real Colegio Militar de Santiago de Compostela (1811-1823), las Escuelas Normales a partir de 1841 (luego denominadas Escuelas de Formación del Profesorado, hoy en día convertidas en facultades), la Escuela Naval Flotante (1869-1908), y también, desde 1876, las Escuelas de Artes y Oficios, así como las Sociedades Económicas de Amigos del País, que iniciaron sus actividades siete años más tarde. Ya en el comienzo del pasado siglo hay que destacar la Escuela Superior de Industrias de Vigo (actualmente Escuela de Ingeniería Industrial).
El olvido al que estuvieron sometidas las matemáticas en la Universidad compostelana desde finales del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX se rompió con la creación de dos importantes cátedras: la de Análisis Matemático y la de Geometría Analítica. La primera fue ocupada por José María Orts Aracil y la segunda por Olegario Fernández Baños. El alto nivel alcanzado con la presencia de estos dos profesores motivó que se pudiesen cursar en la USC los dos primeros cursos de Ciencias Exactas (hoy Matemáticas).
El profesor Fernández Baños se había fijado ya de aquella en la producción matemática y astronómica del presbítero lalinense Ramón María Aller Ulloa, quien tenía un observatorio particular en su villa natal con una extraordinaria proyección científica, y lo invitó, sin éxito, a incorporarse como ayudante de clases prácticas.
En 1934, el traslado de Fernández Baños a la Universidad Central de Madrid permitió la llegada, tras la correspondiente oposición, de un nuevo catedrático de Geometría, el profesor gallego José Rodríguez Sanz. Se debe a Rodríguez Sanz la creación del Seminario Matemático Durán Loriga (1935-1936), con cuyo nombre homenajeaba el destacado matemático coruñés. Años antes se había incorporado también a la Facultad de Ciencias el padre José Cepeda Vidal como auxiliar temporal en las enseñanzas de Matemáticas, siendo posteriormente el secretario del Seminario.
En los nueve meses de vida que tuvo, antes de su final en julio de 1936, el Seminario mostró una inusitada actividad. Hoy en día, en la biblioteca de nuestra facultad se pueden consultar las ocho obras que en él se publicaron. Sin embargo, todas las ideas y proyectos que tenía en mente Rodríguez Sanz, como la creación del Instituto Jurídico Matemático o incluso el Instituto de Química, no se pudieron llevar a cabo.
Acabada la Guerra Civil y fallecidos Rodríguez Sanz y el padre Cepeda, el claustro de profesores de Matemáticas se reducía a Rafael Pavón, profesor auxiliar, y Arbalza Basoa, aunque este último era especialista en Física y Meteorología. Fue en estas circunstancias cuando definitivamente Ramón María Aller aceptó incorporarse a la docencia del Alma Máter para hacerse cargo de las materias de Análisis Matemático y Geometría Analítica en los cursos intensivos que comenzaron en 1939. Poco a poco, gracias a las gestiones del catedrático de instituto Enrique Vidal Abascal, discípulo y amigo del padre Aller, el Observatorio Astronómico de Lalín se trasladó a Compostela y, en el año 1945, Vidal, intentando resucitar el espíritu del Seminario Matemático, creó en el Observatorio la Sección de Astronomía Teórica y Matemática Durán Loriga.
De nuevo los matemáticos gallegos tenían un referente que servía como polo de atracción en torno a las figuras de Aller y Vidal, y sus resultados fueron altamente satisfactorios. Así lo demuestra el gran número de publicaciones realizadas mayoritariamente por Vidal Abascal y el catedrático de instituto Eduardo García-Rodeja, pero también por otros como Ramón María Aller, Antonia Ferrín Moreiras, Rafael Cid, Jesús Costa, Juan Antonio Zaera, etc.
El plan de estudios de 1943 produjo otro retroceso en las matemáticas, que quedaron relegadas a los dos primeros cursos de Química, pero con la nota positiva de las incorporaciones de Vidal Abascal como encargado de cátedra y de la licenciada Antonia Ferrín Moreiras como ayudante.
Las acertadas gestiones de Vidal Abascal, apoyadas por Aller Ulloa (catedrático de Astronomía) y Ferrín Moreiras, llevaron, con el esfuerzo de los tres, a que la Sección Durán Loriga fuera la cuna del que sería la Sección de Matemáticas en la Facultad de Ciencias. Fue en el curso académico 1957-1958 cuando se inició la licenciatura de Matemáticas, con un reducido claustro de profesores pero con un gran entusiasmo y la seguridad de que lo que se estaba haciendo iba a tener importantes resultados en el futuro, como así fue.
En 1962 se inauguró el edificio de la Facultad de Ciencias (hoy Facultad de Química), y allí se trasladó también la Sección de Matemáticas, constituida finalmente como facultad en 1977, siendo el profesor Enrique Vidal Abascal su primer decano.
Hace falta destacar que las/los primeras/os licenciadas/os en Matemáticas por la USC (curso 1962-63) fueron: María Paz Bujanda, María Jesús Cordón López, María del Carmen del Río Vázquez, María Dolores Prada Vicente, Lidia Rodríguez y José Manuel Amor Bouza.
Asimismo, en 1963, Antonia Ferrín Moreiras, bajo la dirección de Ramón María Aller, se convirtió en la primera doctora en Matemáticas de la USC, al tiempo que el profesor Vidal promovió y organizó en Santiago el primer Congreso Internacional de Matemáticas en España.
La facultad se trasladó en 1983 a su actual sede.
En el curso 2017-18 se cumplieron 60 años de la creación de los estudios de Matemáticas y 40 de Matemáticas como facultad de la USC.