Vicente Blanco Mosquera: «El arte y la educación son pensamiento crítico»
La tierra en la que vivimos forja nuestra identidad. Somos lo que somos gracias a nuestro entorno, nuestras tradiciones, oficios, nuestra lengua y nuestras leyendas. Un patrimonio tan rico como, a día de hoy, amenazado. Y Vicente Blanco Mosquera lo tiene claro: una mirada crítica y reflexiva es fundamental para saber valorar y cuidar esta diversidad. Él, por su parte, acerca su grano de arena a través de sus dos pasiones: el arte y la docencia.
Vicente Blanco se licenció en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra en el año 1997. Especializado en Escultura, continuó formándose en varios talleres en el País Vasco hasta que, en el 2012, se convirtió en doctor en Bellas Artes por la Universidad de Granada. Su entorno rural y la construcción de la identidad son dos de los temas más recurrentes en su producción artística, expresados mediante dibujos, murales o vídeos.
Cuando no está inmerso en el estudio, es muy probable que se encuentre dentro de un aula. Recientemente cumplió veinte años en el Campus Terra, donde ejerce como profesor en el Máster Universitario en Dirección de Actividades Educativas na Natureza de la Universidade de Santiago de Compostela y en los Grados de Maestro en Educación Infantil y Maestro en Educación Primaria. Allí se encarga de formar esas miradas críticas, que serán cada vez más necesarias para proteger la biodiversidad.
Conversar con él es todo un privilegio. No solo porque ayuda a comprender el valor de las humanidades en un campus con una huella eminentemente científica, sino también porque permite hacerse una medida de la gran importancia de la educación estética para el cuidado del entorno.
-Se licenció en la facultad de Bellas Artes de Pontevedra y continuó su formación en ciudades como San Sebastián, Bilbao, Los Ángeles o Granada. ¿Qué supuso para usted venir a Lugo?
-Lugo fue mi entrada profesional en el mundo académico. Aterricé en el 2002 y empecé a trabajar en la facultad de Formación del Profesorado, en el área de Didáctica de la Expresión Plástica.
Lo que me fascina de Lugo es que es una ciudad localizada en una reserva de la biosfera. Mucha gente no es consciente de eso. A mí lo que me atrapó de aquí fue la naturaleza. Yo ahora estoy viviendo en el rural, a diez minutos de Lugo. Es mi estudio, donde trabajo también cuestiones artísticas. Realmente Lugo es una localización privilegiada.
El Campus Terra fue cogiendo más relevancia a medida que yo empecé a vivir aquí. Los másteres siempre te conectan más con el territorio, que es algo muy importante también para la educación de las personas. Paulo Freire decía que uno se hace ciudadano del mundo desde lo local hacia lo universal. Es verdad que desde que estoy aquí se ha perdido bastante biodiversidad por mor, entre otros factores, de la eucaliptización del territorio. Son cuestiones de las que cómo educadores tenemos que estar pendientes para valorar el entorno en el que vivimos.
-Forma parte del grupo de investigación Edunartex, centrado en la educación, la naturaleza, el arte y el excursionismo. A primera vista, podría parecer que no hay un match natural entre algunas de estas áreas. ¿Cómo casan estos cuatro mundos?
-Es muy fácil. El arte es pensamiento crítico, siempre lo digo. El arte es aquello que nos enseña a pensar y ver el mundo de forma crítica, que se aleja de los relatos únicos, que nos ofrece otras miradas. Y educar es lo mismo: fomentar esa mirada reflexiva sobre el mundo en el que vivimos. El arte y la educación son pensamiento crítico.
Esta mirada también la llevamos a la naturaleza. Nosotros trabajamos mucho con lo que llamamos educación cívica en biodiversidad, que tiene que ver con una actitud de cuidado y de activismo hacia el entorno.
Es una cuestión de educación estética. La estética tiene que ver con valorar la diversidad, con valorar la diferencia. Una persona educada estéticamente es una persona capaz de apreciar la riqueza de calidades del mundo que le rodea y, por lo tanto, incorporar una actitud de cuidado cara ese entorno. Por eso va muy ligado al activismo. El arte, la educación y la naturaleza para mí son un posicionamiento de cuidado ante el mundo, que ahora mismo es urgente.
-Además de fomentar el pensamiento crítico, el arte y la educación también son claves para mirar al entorno con la necesidad de cuidarlo y, al mismo tiempo, para rebelarse contra las agresiones.
-Claro, en el mundo rural estamos viviendo una pérdida de diversidad natural, de oficios, de leyendas, de tradiciones o de lengua, que tienen una riqueza enorme. Nosotros trabajamos desde esa perspectiva: valorando y poniendo en valor los saber y los hacer para crear un sentido de pertenencia y para establecer relaciones de querencia con el lugar.
Tenemos también un proyecto con las escuelas: el Laboratorio de Formación Rural, donde ponemos en práctica con los niños y niñas de las escuelas rurales esas cuestiones.
-Y también para alejarse un poco de la estandarización, que puede ser uno de los males de esta era. Hay una tendencia del mundo a estandarizarlo todo, pero lo que es distinto tiene valor y forma parte de nuestra historia.
-Nosotros les llamamos estereotipos. El estereotipo es el principal problema al que nos enfrentamos desde nuestro área. Se lucha contra esa uniformidad con una educación estética. Vivimos en un mundo hiperconectado, pero paradójicamente el gusto y la estética se están uniformando de una forma muy clara.
-Tiene sentido: el mainstream es más fácil de propagar que nunca por estar más hiperconectados que nunca. No estamos utilizando la hiperconexión para generar pensamiento crítico, sino para estandarizar.
-Por eso la educación artística es más importante que nunca. Los discursos de odio nacen precisamente porque no se están escuchando otras voces, solamente las mayoritarias y privilegiadas. Esos discursos se combaten con cultura. Hay que reivindicar la importancia de la educación artística en las primeras etapas, incluso en la propia universidad.
-Ustedes ayudan a construir el mundo. Los estudios que se imparten en este máster enseñan a la gente a construir el mundo y a tener esa sensibilidad para ver más allá de los estereotipos, de la uniformidad y del mainstream.
-Sí. Pero tiene que haber también una apuesta desde las administraciones y las instituciones para valorar la importancia de la educación artística.
En el Campus Terra hay dos miradas que se deben complementar: la científica y la humanística. El pensamiento científico-técnico sirve para explicar el mundo y el pensamiento humanista sirve para explicarnos a nosotros en ese mundo. Si no tenemos los dos pensamientos equilibrados, se produce un desajuste. Es por eso importante que en un campus científico haya otras voces que reivindiquen esa mirada humanista.
-El Máster Universitario en Dirección de Actividades Educativas na Naturaleza potencia las acciones educativas que tienen lugar en los entornos rurales y naturales. ¿Qué acciones concretas ayudan a conseguir estos objetivos?
-Nosotros hacemos excursiones al entorno para valorar el paisaje, las arquitecturas tradicionales, la lengua, las palabras que se emplean en los diferentes lugares, los oficios... Nosotros venimos del mundo del hacer: yo aprendí a aprender haciendo a través de la experiencia. Es algo que a veces en la educación no se tiene en cuenta.
Para nosotros es muy importante esa mirada de activismo. Difundimos la lengua, trabajamos con el barro, ponemos en valor los oficios y las arquitecturas... Cada año hacemos propuestas diferentes. Este año también trabajamos con la alimentación. Como había alumnado extranjero, probamos comidas del mundo para compartir.
En definitiva, propuestas para valorar la diversidad de la naturaleza y del entorno en el que vivimos.
-La pandemia marcó un punto de inflexión y sirvió, en cierto modo, para apreciar nuevamente la importancia de los espacios abiertos y de la naturaleza. ¿Cree que este tipo de pensamiento experimentará un auge en los próximos años?
-Con la pandemia se puso en valor la naturaleza, lo que es importante y muy valioso. Pero también es cierto que debemos acercarnos a la naturaleza de forma respetuosa. No se puede convertir todo de repente en un parque temático. Creo que debemos encontrar un equilibrio, disfrutando de la naturaleza siendo respetuosos con ella.
A nivel de la infancia, desde las escuelas ahora se está incidiendo más en la importancia de los patios, que tengan elementos naturales y que sean un espacio de ocio. Se empieza a pensar en el aire libre como un espacio para vivir el día a día del aula, no solo para la hora del recreo.
En esto en España teníamos una tradición importante: las escuelas-bosques o el Instituto Libre de Enseñanza, que ya hace cien años hacía excursionismo con la infancia. Es muy valioso recuperar eso, pero siempre con un pensamiento formado.
-Uno de los retos de esta era pasa por cuidar el planeta: cada vez hay más gente alineada con este objetivo. En este contexto...¿Van a ser necesarios los profesionales especializados en estas áreas que sepan cuidar los espacios naturales? ¿Qué competencias deberían adquirir?
-Hay que enseñar a observar, no solamente a ver. Enseñar a observar es cuidar, como decía antes. Es necesario trabajar y desarrollar una sensibilidad estética de cara al entorno y hacia la vida. Yo creo que esto es imprescindible para que continúe la vida.
Todo depende de cómo se construya la ciudadanía. Por eso creo que es importante nuestra labor: educar cívicamente en biodiversidad. Es la ciudadanía quien tiene que exigir espacios de calidad al servicio de las personas y de la naturaleza, no únicamente al servicio de la especulación. Ahí tiene que haber un equilibrio.
Es un trabajo muy importante, muy necesario y muy duro, porque tiene que haber un acompañamiento de las administraciones y porque hay que generar esa ciudadanía. Sin ese acompañamiento hay una carencia de educación estética que repercute en nuestra entorno.
-También es importante educar desde muy pronto a las nuevas generaciones en estos conceptos.
-Hay un artista, Bruno Munari, que trabajaba con la infancia y decía que se sabe el futuro de la sociedad mirando a la infancia, porque la infancia es el futuro. Es necesario trabajar estas cuestiones si queremos otra mirada sobre la naturaleza.
Vivimos en un sistema económico, que es el neoliberalismo, que moldea también nuestro pensamiento, muchas veces de forma inconsciente. La mirada que tiene sobre la naturaleza es de depredación. Frente a esto tenemos que crear otras formas de relacionarnos con ella. No queda otra. Es urgente, pero no sé si es conveniente para el propio sistema que quiere perpetuarse. Siempre va a haber esta lucha. Es más complejo de lo que parece.
-Su mundo es plenamente físico, pero hay otra derivada capital en esta era: la tecnología. ¿Se van a integrar los sistemas físicos con los tecnológicos?
-Yo creo que lo físico es muy importante y que cada vez va serlo más. La escuela tradicional separó la mente del cuerpo. La escuela tradicional es una escuela prinicipalmente memorística, pero nosotros aprendemos también con el cuerpo. Como seres vivos estamos diseñados para pensar a través de los sentidos: la vista, la piel, el tacto... La mano es una tecnología con millones de años de evolución.
Nosotros llevamos a cabo talleres con la infancia, de 3 a 12 años. Recuperar el cuerpo que piensa creo que va a ser cada vez más necesario. Te pongo un ejemplo. Para las nuevas tecnologías, como la IA, es muy fácil generar textos, pero las habilidades motoras como mantenerse en equilibrio o atar un cordón, requieren de un mayor esfuerzo computacional, porque son acciones que llevaron millones de años de evolución.
La escuela tiene que devolver el cuerpo a la infancia, para pensar a través del cuerpo. Creo que hasta los 7 años las nuevas tecnologías deberían estar fuera del aula, para después convivir de manera equilibrada.
Cada vez nos llaman más escuelas porque los maestros están reivindicando esto. ¿Tú sabes el disfrute que es para un chico o una chica trabajar con la técnica de frotar una superficie de papel o cortar con las manos? Cuando lo hacemos, pensamos, experimentamos, descubrimos...
-Hay voces muy autorizadas en el mundo de la IA que están diciendo que lo único que nos va a distinguir en los próximos años va a ser la capacidad de ser creativos.
-La creatividad forma parte de nuestra condición humana y debería ser un derecho para todas las personas, especialmente en la infancia. Es aquello que nos permite generar ideas y resolver situaciones a partir de las problemáticas que nos vamos encontrando en la vida. La creatividad empieza con lo más básico. Un lápiz es también una tecnología. Puedes ser creativo con lo mínimo, con dos hojas que encuentras por ahí. Eso es lo que se tiene que trabajar en la infancia.
-Su investigación en el ámbito académico se centra precisamente en la creatividad.
-Sí. Nuestra investigación educativa se centra en los procesos creativos y su incorporación metodológica con la infancia en la escuela. Y es un privilegio que en este campus, en el área de plástica, los tres profesores nos dediquemos activamente al mundo de la creación: Salvador Cidrás es artista y Estella Freire arquitecta.
No es muy habitual que en las facultades de formación de profesorado haya este perfil . Esto hace que nuestra mirada se centre precisamente en la creatividad, desde un compromiso muy fuerte que tenemos los tres con la educación en infantil y primaria.
Hasta el momento llevamos investigado sobre lo que denominamos escenarios de acción que permitan a los niños y niñas formas de creación a través de la experiencia y el hacer. Esto nos llevó a desarrollar diferentes principios para su diseño, así como parámetros de observación de la creatividad.
En la actualidad, acuñamos el término Pedagogía Creativa del Lugar, precisamente para desarrollar talleres con la infancia trabajando desde los imaginarios de cercanías, poniendo, en este caso, énfasis en el mundo rural. Esto nos llevó también al diseño de material específico para la infancia y mobiliario que permita el movimiento y otras disposiciones espaciales en función de las necesidades de cada taller.
En definitiva, estamos desarrollando una pedagogía de la creatividad que parte de nuestra entorno y de las problemáticas que en ella se encuentran.
-A nivel artístico, sus obras se expusieron no solo en España, sino también en Portugal, París, Berlín, Tokio, Los Ángeles, Nueva York... ¿Cuáles son los temas más recurrentes en su obra?
-La técnica y el medio con el que trabajo es principalmente el dibujo. Siempre fue la base de mi investigación artística. En la actualidad estoy trabajando con dibujos de gran formato realizados con lápiz de colores y acuarela sobre lienzo.
Los temas tienen mucho que ver con cuestiones en torno a la construcción de la identidad masculina, y el mundo rural en el que vivo. Yo construí mi identidad desde los márgenes, desde el cuestionamento de los estereotipos, que hablábamos antes. Eso hace que la aproximación a mi entorno sea desde la mirada de los colectivos invisibilizados, colonizados o explotados, como la naturaleza y los animales, por lo que hay una simbiosis o una presencia recurrente en toda mi obra. Mi trabajo actual está muy marcado por el entorno rural en el que vivo, pero hay otras experiencias que se van acumulando.
Son narrativas abiertas a partir de elementos de mi entorno, de la flora, de la fauna o de experiencias que voy incorporando, tanto reales como imaginarias. La finalidad es crear narrativas abiertas al espectador para que construya su propia historia, su propia mirada sobre los dibujos incorporando su bagaje.
-¿Es necesario tener determinadas referencias para comprenderlos o puede un dibujo inspirado en su entorno entenderse en Nueva York o Pekín?
-Hay que tener una educación estética. Para que la gente valore mi trabajo o el de otros artistas contemporáneos tiene que tener una base de referencia, y requiere cierto aprendizaje que generalmente no tenemos –en España no hay especialistas de educación artística en infantil y primaria–. Hay un rechazo bastante generalizado del arte actual que viene precisamente de cierto desconocimiento que perpetúa ideas estereotipadas sobre el arte o los artistas.
-Para finalizar, ¿se considera un artista de cuna o su sensibilidad artística fue apareciendo con el tiempo?
-Yo creo que siempre tuve ese interés por la creación. El dibujo fue para mí muy importante, desde pequeño. Pero es cierto que también es muy importante la formación después. Me formé en Bellas Artes y me eduqué en diferentes sitios, enriqueciendo y ampliando la mirada. Eso cambió mi perspectiva sobre qué es el arte: no es la misma cuando tenía 18 años que en la actualidad.
La educación abre puertas que dan acceso a otras sensibilidades y otros conocimientos. Es muy importante la pasión, pero también la curiosidad para seguir aprendiendo siempre.