Vanesa García: «La resistencia a los antimicrobianos podría convertirse en la primera causa de muerte en el mundo»
Son muchos los prismas a través de los que se puede observar el mundo de la salud pública. Y con el paso del tiempo, la importancia de hacer que compartan espacios y tejer redes de colaboración se hace más patente.
La confluencia de perspectivas y el afloramiento de sinergias que acaban por tornarse ineludibles convierte cada eslabón de la cadena global en una parte esencial para poder superar retos como el de la alimentación, la seguridad alimentaria o la resistencia a los antimicrobianos.
Labores como el diagnóstico y caracterización de bacterias patógenas transmitidas por alimentos, el seguimiento de microorganismos de alto riesgo y el estudio de su papel en la diseminación de la resistencia a los antimicrobianos resultan cruciales para que perspectivas como ‘One Health’ puedan desarrollarse en su dimensión más completa.
Una dimensión muy amplia que Vanesa García Menéndez , doctora por la Universidad de Oviedo, conoce a la perfección.
Su amplio bagaje profesional, avalado por 15 años de trayectoria profesional en los que ha realizado, entre otras muchas cosas, 11 proyectos, 4 contratos en el sector privado y más de 40 publicaciones científicas, le permiten gozar de una consolidada visión sobre el transversal mundo de la seguridad alimentaria y la multitud de actores que entran en juego en su consecución.
Miembro del del Laboratorio de Referencia de Escherichia coli de la USC, investigadora en el Plan Nacional de Resistencia Antibióticos (PRAN) y, en los próximos días, profesora ayudante doctora en el Campus Terra, Vanesa García divide su tiempo entre la investigación y la docencia en los campos de la Microbiología, Virología y Tecnología y Seguridad Alimentaria.
Hoy echamos mano de su experiencia y de su voz para que nos descubra algunos de los secretos de este ámbito científico tan crítico para el futuro más inmediato de nuestra sociedad…
-Su experiencia y trayectoria investigadora pivotan sobre la idea de ‘One Health’ o de una única salud, un concepto introducido a principios de este siglo que está dando mucho que hablar en el ámbito de la salud. ¿En qué se basa este enfoque?
-De acuerdo con la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), el 60% de los agentes patógenos que causan enfermedades en los seres humanos tienen su origen en animales domésticos y silvestres, y el 75% de las enfermedades infecciosas emergentes tienen origen animal.
El concepto de ‘One Heath’ o de la Salud Única resulta esencial para el control, tanto de enfermedades zoonósicas como de numerosos problemas transversales: la resistencia a los antimicrobianos, la seguridad alimentaria, o el cambio climático, entre otros.
La redefinición del concepto ‘One Health’, actualizada en diciembre del 2021 por el cuatripartito OMSA, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Organización Mundial de la Salud (WHO) y Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), establece que ‘One Health’ es mucho más que la colaboración interdisciplinar entre medicina humana y veterinaria, requiriendo intercambios multidisciplinarios entre diferentes campos científicos y tecnológicos sin olvidar el aporte fundamental de las humanidades y las ciencias sociales.
Esta colaboración multidisciplinar es la filosofía que utilizamos en nuestras propuestas de investigación desde hace años, y nos está funcionando muy bien, como reflejan los resultados obtenidos.
-¿Qué ventajas puede aportar aplicar una perspectiva transversal e interdependiente?
-Es el único abordaje posible para hacer frente a las prioridades globales, como son el cambio climático, garantizar la alimentación segura o la resistencia a los antibióticos. No lo digo yo, lo dicen las instituciones arriba mencionadas (WHO, FAO, OMSA, UNEP).
-Uno de sus proyectos más recientes fue la realización de un estudio sobre la presencia de bacterias multirresistentes en carne de supermercado, concluyendo que un 40% de las muestras estaban contaminadas. ¿Cómo se puede actuar para atajar este problema?
-En mi grupo, llevamos trabajando en seguridad alimentaria y en el concepto ‘From Farm to Fork’ desde hace muchos años. En concreto, el estudio mencionado forma parte de un proyecto nacional PID2019-104439RB-C21 terminado a finales del 2023, en el que analizamos un centenar de carnes (pollo, pavo, cerdo y ternera) adquiridas directamente en los puntos de venta al consumidor.
A pesar de que, en la mayoría de los casos, la calidad microbiológica se encontraba dentro de los límites de seguridad, basándose en los recuentos, el protocolo que diseñamos y aplicamos en el estudio nos permitió recuperar cepas de Escherichia coli y de Klebsiella pneumoniae multirresistentes en un 40% de todas las muestras.
El estudio, que fue presentado en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID), en Copenhague el año pasado, llamó la atención incluso de representantes de la EFSA. Desafortunadamente también generó mucha alarma. Sin embargo, explicamos a diferentes medios que nuestros hallazgos muestran una tendencia a la baja, con respecto de nuestras publicaciones previas, y en línea con los informes de la EFSA.
También explicamos que “Educación, cocinado y manipulación adecuada” son claves para reducir las infecciones por las “superbacterias” en alimentos. Por otro lado, las distintas administraciones implicadas en seguridad alimentaria como la AESAN o EFSA velan por la salud del consumidor, y por supuesto, hay que recordar la labor de los inspectores de salud pública, muchos de los cuales son veterinarios que salen de este campus.
-La resistencia bacteriana a los antibióticos es una problemática cuyas consecuencias, como hemos visto, ya estamos sufriendo. ¿Qué supone para la alimentación global esta dinámica?
-Efectivamente, estamos sufriendo las consecuencias de la resistencia a los antimicrobianos, lo que conocemos como la pandemia silenciosa, una pandemia que se estima que podría llegar a causar diez millones de muertes al año en 2050 y convertirse en la primera causa de muerte en el mundo, si no tomamos medidas. De hecho, la WHO ha señalado a la resistencia a los antimicrobianos como una de las 10 principales amenazas de salud pública global a las que nos enfrentamos.
Hay que recordar que la resistencia a los antimicrobianos pone en peligro la seguridad alimentaria, la producción sostenible y, a nivel mundial, la estrategia "De la Granja a la Mesa", que es el corazón del Pacto Verde Europeo. Y entre los retos para el 2030 tenemos la reducción del 50% en las ventas de antibióticos.
Las bacterias resistentes se encuentran en todos los ecosistemas y pueden transmitirse, desde los sistemas de producción agrícola a través de la cadena alimentaria, hasta el consumidor, el cual se expone través de la ingestión de los alimentos contaminados. Además, las resistencias antimicrobianas pueden hacer que las enfermedades zoonósicas de transmisión alimentaria sean más difíciles de tratar.
-¿De qué herramientas y estrategias disponemos para invertir esta tendencia?
-Existen diversas estrategias y planes de control tanto a nivel internacional como nacional para abordar el desafío de la resistencia a los antibióticos de manera efectiva y proteger la seguridad alimentaria y la salud pública a corto y largo plazo.
Por ejemplo, a nivel nacional tenemos el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), que es un plan estratégico y de acción, aprobado en el año 2014, cuyo objetivo es reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencia a los antibióticos bajo la perspectiva ‘One Health’.
El PRAN tiene 6 líneas de acción comunes para la salud humana, animal y del medioambiente, entre ellas la vigilancia del consumo de antibióticos y el control de la resistencia a los mismos, así como la formación a los profesionales, la comunicación y concienciación de la población sobre esta problemática. También existen programas de vigilancia de resistencia a los antimicrobianos en distintos puntos de la cadena alimentaria.
Por ejemplo, el Plan Nacional de Control Oficial de la Cadena Alimentaria (PNCOCA) que describe los sistemas de control oficial a lo largo de toda la cadena alimentaria en España, desde la producción primaria hasta los puntos de venta al consumidor final, incluye la vigilancia de resistencias a los antimicrobianos de agentes zoonósicos alimentarios.
También es importante la promoción de prácticas sostenibles que reduzcan la necesidad de antibióticos en el sector primario, el fomento de la investigación y desarrollo de nuevos antibióticos y alternativas terapéuticas, así como la educación y concienciación sobre el uso responsable de antibióticos en la medicina humana y veterinaria.
-Usted pertenece al grupo LREC o Laboratorio de Referencia de Escherichia coli de la USC. ¿Cuáles son sus líneas de investigación actuales?
-Actualmente, en el grupo LREC hay dos líneas de investigación. Concretamente la línea en la que yo trabajo, liderada por la catedrática Azucena Mora, es la de seguridad alimentaria, resistencia a antimicrobianos y ‘One Health’. Nuestros proyectos se centran en enterobacterias multirresistentes (superbacterias), incluidas aquellas resistentes a cefalosporinas de tercera y cuarta generación y/o a los carbapenémicos, especialmente E. coli y K. pneumoniae, como patógenos de prioridad crítica para la WHO porque pueden provocar infecciones graves, entre ellas, infecciones del tracto urinario (ITU).
El principal reservorio de estas bacterias causantes de ITU es fundamentalmente la propia microbiota del paciente, y una fuente potencial de adquisición, los alimentos. Así, nosotros buscamos estas bacterias no solo en los alimentos, sino también en los animales de producción, animales de compañía, fauna silvestre y medio ambiente; las caracterizamos y comparamos sus características con las que se recuperan de ITU.
Establecemos cuál es el flujo de estas bacterias entre los diferentes nichos que abarca el concepto ‘One Health’ para identificar y establecer puntos de intervención con el fin de cortar su transmisión desde la granja a la mesa y al medio ambiente. Es importante recordar que la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), de la que soy miembro, advierte de que en 2023 se produjeron más de 20.000 defunciones por infecciones multirresistentes, lo que significa que en España “están ocurriendo 20 veces más muertes por esta causa que por accidentes de tráfico”. Las ITU son la causa más frecuente de muerte por infección multirresistente, y E. coli resistente a cefalosporinas de espectro ampliado, la etiología más frecuente.
En este contexto, hemos terminado exitosamente el proyecto nacional “Seguridad alimentaria: estudio de clones de alto riesgo como candidatos vacunales y aplicación de estrategias anti-biofilm basadas en Quorum Sensing”, donde hemos colaborado con distintas instituciones (Hospital Universitario Central de Asturias, Centro de Investigación Biomédica de La Rioja, Universidad de Copenhague, Instituto Federal de Evaluación de Riesgos de Alemania (BfR)).
Entre otros hallazgos, hemos constatado que clones específicos de E. coli recuperados de muestras de carne y de ITU presentan una alta similitud genómica y una capacidad similar, en ensayos celulares in vitro, de adherirse e invadir células epiteliales de vejiga.
Ahora, hemos vuelto a conseguir financiación de la agencia estatal de investigación para continuar esta línea de investigación “Seguridad alimentaria: monitorización integrada de antibiorresistencias y dianas de intervención del medio ambiente, a la granja y a la mesa”, lo cual nos alegra enormemente. Además, también colaboramos directamente con el PRAN, con la AESAN, de cuyo comité científico forma parte la Dra. Azucena Mora, y además tenemos contratos con varias empresas del sector veterinario para el apoyo en el uso de alternativas a los antibióticos.
Personalmente estoy muy contenta y agradecida al Campus Terra, porque recientemente he conseguido financiación como investigadora principal para desarrollar el proyecto “Estudio del jabalí como reservorio de cepas de E. coli con capacidad patógena extraintestinal para el hombre/ JABACOLIX” dentro de la convocatoria de “Proyectos Colaborativos Campus Terra, Universidad de Santiago de Compostela (USC)”.
Un proyecto en colaboración con el grupo de Medicina Interna Veterinaria y la Dra. Ana López Beceiro, también del Campus Terra, que nos permitirá no solo fortalecer y complementar las líneas de investigación de ambos grupos, sino también iniciar en la investigación a estudiantes de este Campus.
En este sentido, los proyectos del LREC liderados tanto por la Dra. A. Mora como por mí, han sido, junto con el respaldo de las ayudas del Campus Terra, fuente de financiación de jóvenes como Sofía Travers, Carla Polo, Leticia Carballeira y Pablo Gallego, alumnos del Grado en Veterinaria y Bioquímica que gracias a estas ayudas se han iniciado en el fascinante mundo de la investigación.
Además de la actividad investigadora, también realizamos difusión y comunicación de nuestros proyectos. De hecho, estamos participando, junto con otros grupos del Campus Terra, en el proyecto FECYT “Ciencia á Feira” mediante el cual daremos a conocer la problemática de las resistencias a los antibióticos en colegios y ferias de diferentes municipios de Lugo.
También mencionar que participo en la organización científica del “Congreso Ibérico da Mocidade Investigadora do Campus Terra "Raíces do coñecemento" (que se celebrará en octubre), una iniciativa del Campus Terra que ofrece una oportunidad única, tanto a alumnos de Grado y Master como a jóvenes investigadores, de conocer las excelentes líneas de investigación que se desarrollan en este Campus.
-¿Qué importancia tienen este tipo de agrupaciones científicas en el panorama actual?
-La obtención de financiación actualmente es cada vez más difícil, por lo que formar parte de agrupaciones científicas, donde se suma el potencial de un grupo de científicos aumenta las posibilidades de seguir creciendo en investigación. En este sentido, estar integrado dentro de un grupo o agrupación es importante.
En este caso el LREC es un grupo de referencia competitiva de la Xunta de Galicia, de tal manera que obtuvimos financiación de la Xunta de Galicia gracias al cumplimiento de unos requisitos y a la suma de las actividades investigadoras de todos los miembros del grupo. Tener dos líneas de investigación nos fortalece. La idea es que vayan incrementándose a medida que los “junior” nos convirtamos en “senior”, y formemos a jóvenes nuevos.
-Durante su carrera, ha realizado varias estancias internacionales que, entre otras cosas, seguro han ampliado sus horizontes como investigadora. ¿Con qué se queda de estas experiencias?
Mi tesis doctoral se desarrolló bajo un convenio de cotutela entre la Universidad de Oviedo y la Universidad de Osnabrück (Alemania), a través del cual realicé dos estancias de 6 y 3 meses en Osnabrück, lo que me permitió obtener el título de doctora por ambas universidades. Posteriormente, fui beneficiaria de una ayuda postdoctoral de la Xunta de Galicia, lo que me dio la oportunidad de irme a la Universidad de Copenhague por 30 meses.
Durante estas estancias, tuve la suerte de colaborar y conocer investigadores de diferentes partes del mundo, adquirir una perspectiva global sobre mi campo de estudio, aprender nuevas metodologías, enfoques y culturas científicas, que han sido fundamentales para ampliar mis horizontes y seguir creciendo.
En base a mi experiencia, las estancias son esenciales para cualquier investigador. No se trata solo de adquirir conocimientos y habilidades nuevas, es integrarse en un grupo nuevo, trabajar en equipo, la coordinación, la colaboración y abrir la mente. Es una excelente oportunidad de aprendizaje y crecimiento profesional y personal. De esas estancias han quedado amigos y colaboradores que hemos incorporado a nuestros proyectos. Suponen además una oportunidad para que nuestros estudiantes puedan tener la misma oportunidad que yo tuve en su día.
-En el marco de su estancia en la Universidad de Copenhague, su trabajo se centró en la identificación de genes esenciales en la bacteria Escherichia coli uropatógena, principal causante de las infecciones de orina en humanos. ¿Cuáles fueron las conclusiones de este trabajo?
-En el proyecto que desarrollé en mi estancia en la Universidad de Copenhague, aplicando la metodología TraDIS, identificamos y validamos genes esenciales para el crecimiento de E. coli uropatógena en medios de cultivo y, para causar una ITU, vimos que estos genes difieren según el medio de cultivo. Además, mejoramos el modelo murino de infección urinaria, identificando y confirmando varios factores relevantes durante el desarrollo de una ITU, los cuales podrían ser dianas para el desarrollo de nuevas terapias o tratamientos frente a las ITU.
Durante esta estancia también pude participar en otros proyectos y colaborar con mis compañeros, fue un periodo muy fructífero, con más de 10 publicaciones. Además, una vez aquí en Campus Terra, he implementado en nuestro grupo algunas de las técnicas que desarrollé en Copenhague, como infecciones celulares o mutagénesis.
-Y ya para terminar. ¿Qué papel juega la investigación genética dentro del concepto One Health?
-Las herramientas genéticas y genómicas son esenciales para comprender mejor cómo fluyen los microorganismos entre las tres interfaces de la salud única (humana, animal y medioambiental).
Nosotros combinamos la microbiología convencional con la genómica. Esto nos permite tener la seguridad de lo que hay en las muestras, identificar y caracterizar clones, el desarrollo de vacunas, la búsqueda de alternativas a los antibióticos (vacunas, estudio de fagos). Estamos iniciándonos con la metagenómica. Este año ha sido intenso, pero tenemos ya varios estudios muy avanzados combinando diferentes metodologías in vitro, in vivo y las ómicas.